Tengo mucha nostalgia cuando pienso en Seúl. Es la única ciudad que me ha hecho sentir la misma felicidad extrema que cuando salgo a la calle en Tokio. No es ese sentimiento de «qué guay, estoy de viaje en un sitio alucinante», si no el de «podría vivir aquí sin problemas y sin echar de menos nada de Barcelona«. Y…
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